lunes, 31 de agosto de 2009

Madrid… Sólo hay un secreto que me lleva hasta aquí.

"y la ciudad de agosto es un quiosco cerrado, la sombra de un volkswagen abandonado" dice quique en una de sus canciones, y así empezó el "mes". No se equivocaba, una vez más la vuelta a madrid se había llenado de expectativas poco a poco, ver a tal o cual persona, ir a la playa, al pueblo, beber en el parque hasta acabar jurando etc etc etc.
Ten ilusión, pero no te hagas ilusiones, reza un consejo de uno de mis mejores amigos, y acertó. El mes empezó cojo, bastante cojo, la gente no estaba disponible, los planes no salían o cambian vertiginosamente y así iba cambiando yo, hacia abajo, (going down down down, como dice la canción de Bruce), pero entonces pasó lo inesperado, llegó el punto de inflexión, mitad del mes, y un magnífico, y algo tormentoso por momentos, viaje a Londres. Londres, una ciudad increíble donde la haya, loca a su manera, muy británica y estirada, pero multicultural y arrastrada por otra. Y ahí empezó la ascensión a los infiernos, donde cada día superaba al anterior, donde el bizarrismo iba en aumento y el control sobre nuestros actos, corporales y sociales, iba en caída libre. Fue un martes, en casa de my dearest friend in the world, donde se dió el pistoletazo de salida, se tocó techo, o eso se creía, y se volvió a la cruda realidad. Solo hicieron falta una botella de crema de orujo, vino, una botella de baileys y el maldito y amado juego de la piramide. Fue un remember de una noche anterior, pero desfasando. Esa noche nadie hincó rodilla, pero hubo amagos. A partir de ese día la sensación de sentirme mohíno y estupido, lleno de una rabia incontenida cambió por una sensación de que todo daba vueltas, de no tener el control y no querer tenerlo, y después de una semana cayendo en la cama inconsciente por el calor, el alcohol y las risas incontenidas volvi a la realidad. Estaba de vuelta, por primera vez en mucho tiempo, no estaba de paso, uno más en los planes cotidianos y absurdos, en comer pipas en el parque o jugar al póker un miercoles, en levantarme temprano para ir a la biblioteca a estudiar, a ver a las niñas pasar, todas acompañadas de su escolta, claro. Esto, por supuesto, hace que marcharse sea más duro, aunque por otro lado hay ganas de volver a "mi vida normal", a mis quehaceres y que obligaciones, en el fondo, echo de menos mi bicicleta. Este mes de agosto, ha sido, como vaticiné, el mejor en mucho tiempo, yo creía que iba a ser por otras cuestiones que no surgieron, por otras personas, otros viajes y otros entretenimientos, y al final la falta de estos recondujo la situación a "lo clásico" a lo que nunca falla. Dejo mucha gente atrás, pero como todo en la vida, van y vienen, uno solo no puede luchar contra la corriente, pero recojo mucha gente "nueva", que se añaden a los que ya estaban... y siguen, todos sabes quiénes son, quiénes sois, porque os lo he ido diciendo de un modo u otro.
Ahora solo me queda recoger todos estos pedacitos de recuerdos y llevarmelos en la maleta para cuando me hagan falta en Munich.

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