miércoles, 9 de junio de 2010

Pequeño y Simple


Volviendo a casa ha empezado a chispear y, a lo lejos, he visto el arcoíris. Inevitablemente, y a pesar de la que se me venía encima con la tormenta, he sonreído. Durante unos minutos fui feliz observándolo y recordé aquellos momentos cuando era pequeño y veía los arcoíris saliendo de los riegos automáticos del parque. Por aquel entonces, siendo yo un pequeño zagal no entendía cómo podía pasar eso, y se lo preguntaba a mi madre. Mi madre tenía la sencilla explicación de que los rayos de sol al atravesar las gotas de agua forman un arcoíris. Pero yo no me lo creía, y aún me cuesta creerlo, porque cómo es posible que algo tan simple y tan pequeño, tan insignificante, podía crear algo tan hermoso, algo que nos gusta a todos, y que cuando lo vemos, nos da cierta paz interior y tranquilidad. Según han ido pasado los años, especialmente estos 2-3 últimos años que he estado fuera, me he ido dado cuenta de que son esas cosas pequeñas e insignificantes las que te sacan una sonrisa, te desconectan de tu estrés, de tu rutina y te hacen feliz durante unos minutos, quizá esos minutos te alegren el resto del día. Por desgracia, un arcoíris no se ve todos los días, mi madre tenía razón, el arcoíris se produce cuando un rayo de sol atraviesa una gota de agua y la luz blanca se descompone en los colores que lo forman. Como vemos, se tienen que dar tres circunstancias, que llueva, que haga sol, y que estemos en la posición correcta para ver el arcoíris. Quizá sea por esto, porque no ocurre muy a menudo, por lo que nos gusta todos. Al final me he dado cuenta de que lo importante es ir juntando pequeñas cosas, ocurran más o menos a menudo, para ser felices durante un buen rato, y eso repercutirá en el resto de nuestro día, en el modo de afrontar nuestros tediosos quehaceres. Para empezar con un sonrisita, os dejo una foto de un arcoíris de mi amiga Marta. =) =)